El emblemático local que durante décadas albergó una de las librerías más queridas del centro ha reabierto sus puertas reinventado como un vibrante espacio cultural. Esta transformación responde al deseo de preservar la esencia histórica del lugar, al tiempo que se adapta a las demandas contemporáneas de la comunidad. Ahora, el inmueble ofrece un nuevo punto de encuentro donde la palabra escrita convive con las artes plásticas y performativas, en un ambiente acogedor y abierto.
El equipo responsable del proyecto, encabezado por la artista local Marta Cerezo, explicó que la iniciativa surge tras años de observar la falta de espacios dedicados al desarrollo creativo en el centro urbano. “Queríamos recuperar el arraigo cultural del local, pero dándole un giro hacia la interacción y la expresión artística colectiva”, afirmó Cerezo durante la inauguración, celebrada este fin de semana entre actuaciones y exposiciones.
Entre las principales novedades destaca la programación semanal de talleres artísticos accesibles para todas las edades, desde infancias hasta adultos mayores. Los talleres abarcan disciplinas tan diversas como pintura, cerámica, escritura creativa, collage y música experimental, con una clara apuesta por la inclusión y el aprendizaje lúdico. Los responsables aseguran que el objetivo es invitar a gente sin experiencia previa a descubrir su potencial creativo.
En palabras de José María Torres, pedagogo que colabora en la dirección educativa del espacio, “lo importante es la experiencia y el encuentro, no los resultados finales”. Según Torres, el foco está en fomentar la confianza en las propias capacidades, creando un clima donde es posible equivocarse y volver a intentarlo. Este enfoque, añade, “favorece la autoestima y las habilidades sociales, tan necesarias en la sociedad actual”.
Los talleres no solo están pensados para el público infantil, sino que adultos y personas mayores también cuentan con actividades específicas. Existen sesiones matinales de arte terapéutico para seniors, así como talleres nocturnos de escritura y jornadas para explorar la historia local a través de relatos orales y fotografía. De esta manera, el espacio busca integrar a todos los segmentos poblacionales en la vida cultural del barrio.
Una de las propuestas más valoradas entre los inscritos ha sido el ‘laboratorio intergeneracional’, en el que niños y ancianos trabajan juntos en proyectos artísticos comunes. Según testimonios de participantes, estas dinámicas contribuyen a estrechar los lazos vecinales y a cimentar un sentido de pertenencia. “Me siento rejuvenecida al crear junto a los más pequeños”, confesó Lourdes Gutiérrez, vecina de 76 años, tras su primera sesión.
El espacio conserva elementos originales de la antigua librería, como las estanterías de madera y la escalera de caracol, con el fin de mantener la atmósfera nostálgica que muchos visitantes recuerdan con cariño. Estos detalles arquitectónicos se complementan con la exposición rotativa de obras realizadas en los propios talleres, lo que transforma el local en una galería cambiante y dinámica.
La reapertura también ha implicado colaboración con librerías independientes de la ciudad y editoriales para organizar presentaciones de libros, cuentacuentos y clubes de lectura. Así, el local recupera en parte su función originaria, pero con una propuesta ampliada donde la literatura es solo una de las muchas formas de expresión disponibles. Los organizadores esperan que estas alianzas fortalezcan el tejido cultural local.
Desde su apertura, la acogida ha sido notable, superando las expectativas en cuanto a número de asistentes. Según datos ofrecidos por la organización, las primeras cuatro semanas registraron cerca de 300 inscripciones a los distintos talleres, algo que demuestra la demanda latente de espacios de creación en el centro. Además, la visibilidad en redes sociales ha permitido atraer también a público de barrios cercanos.
El impacto de este espacio trasciende lo artístico: varios vecinos destacan cómo se ha revitalizado la zona, incrementándose la afluencia de público a comercios colindantes y cafeterías. Los comerciantes agradecen la iniciativa, asegurando que ahora se percibe mayor dinamismo y ambiente hasta entrada la tarde, cuando suelen celebrarse las actividades principales. “No solo beneficia al entorno cultural, sino a toda la economía del barrio”, subrayan.
A mediano plazo, los responsables del proyecto contemplan ampliar la oferta con cursos especializados impartidos por artistas invitados de otras regiones. Además, planean organizar encuentros temáticos mensuales y ferias de arte emergente, consolidando al local como referencia en la vida cultural urbana. Todo ello, sin perder de vista la vocación inclusiva y la participación vecinal que le han dado sentido a la reapertura.
En definitiva, la antigua librería renace como un espacio multifacético que apuesta por la creatividad, la tradición y el diálogo generacional. La iniciativa, sostenida por el empeño colectivo, demuestra que la cultura puede ser motor de revitalización social y económica. Así, el emblemático local promete seguir siendo, por muchos años más, un punto de encuentro imprescindible para quienes buscan inspiración y comunidad en pleno corazón del centro.

